lunes, 23 de agosto de 2021

CAPILLA DE CHAPINGO PINTADA POR DIEGO RIVERA, EL LIBRO. XXXII

 

Si claro, sí señor, sí señor, le contestaba.

Y yo digo cuando va cada quien, continuó, tengo mi programa de participaciones. No pues está muy bien, está muy bien. Yo sabía que no tenía nada porque había investigado con su secretaria para saber en qué momento me tocaba para salirme, ser el primero para salirme y ahí que luego se arreglaran ellos. Me dijo que no llevaba ningún programa que no tenía nada resuelto y que iban a ir improvisando conforme avanzaran y de allí la pregunta: Maestro en qué lugar me toca participar allí en el programa que tiene usted. Se me quedó viendo como viendo así un bicho raro y me contesta: En su momento te lo voy a informar, ahora guarda silencio y vamos a continuar.

Si señor sí señor, volví a contestar.

Empezamos con un Departamento de lo más desastroso, el Departamento de Proyectos y de proyectos no tenía nada, no había proyectado nada, bosquejó allí algunas ideas, le preguntaba el director, le preguntaba el sub director quien lo apacahaba (o sea consentía) porque era gente de su mucha confianza. Si hubiera entregado una hoja en blanco hubiera estado más completo su reporte, en fin y el subdirector salía en su apoyo: Hemos platicado en muchas ocasiones, cada semana nos vemos dos o tres veces. 

Oye en el último semestre ¿Cuantas reuniones han tenido? Preguntó el director del patronato.

No pues bastantes esta graneado, en los últimos meses, contestó el subdirector.

Y luego le metía el faul ¿No? Le dice: Oye en los últimos seis meses tú estuviste dos en España y tres en Oaxaca, solamente que se haya ido a vivir contigo porque así no veo claro como hicieron para coordinarse. 

No bueno, sí, mira, este, telefónicamente nos hemos comunicado, en aquel tiempo no había internet todavía estaban empezando las primeras computadoras, bueno en México no había internet como ahora que tiene redes y terabits y así también le he mandado algunas cartas y en eso estaba el asunto muy complicado porque no había hecho aquel jefe de departamento nada, y era un año bueno, con muchos proyectos que habían presentado los investigadores para desarrollarlos. Ni tarjetas de presentación llevaba ¿No? Está bien.

Bueno, dijo una compañera, la Directora de Patrimonio, oigan ya hace como hambre ¿No?  Es que ayer tuve una reunión y acabó tarde y ya tengo sed y hambre. El subdirector agarro rápido la jugada y dijo: Yo también ando así con apetito, pero no sé tú, le dijo al Director el Patronato, como andes, si quieres vemos un par de casos más y luego nos vamos a comer. El yucateco filósofo que entendió que estaban pidiendo tregua de la golpiza que les estaba dando dijo: Está bien hagámoslo, hagámoslo, vamos todos a comer a La Mansión del Quijote, me parece que así se llamaba.


El Dueño Del Dique

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