viernes, 6 de agosto de 2021

CAPILLA DE CHAPINGO PINTADA POR DIEGO RIVERA, EL LIBRO. XXVI

 

Si contador, no se preocupe, voy a ver que eso se pueda hacer.

Le agradecí mucho su tiempo y en ese  momento se retiró y a mí me sacaron de las instalaciones, que mala onda no me dieron tiempo de ahí de buscar una modelo, una vedette algo.

Por acá contador, me dijo una voz atrás de mí que me tomaba por el hombro.

Si como no.

Ahí me entregaron la tarjeta en la mano, la que se me había caído, como diciendo llévese su basurita de aquí. De esas cosas que te dan escalofríos ¿No? Ese guardia me entregó  con otro que me sacó de esa área y con otro hasta que me sacaron de las instalaciones, como para que ya no perdiera mi tiempo allí.

Había dejado el coche arriba de una banqueta en una calle pequeña, y me di prisa a recogerlo porque acá se llevan los coches las grúas con una facilidad que espanta. Después de esto me fui a tomar un café, de los leones que me interesaba cazar ya había cazado a todos. Ahora había que esperar el resultado.

Al poco tiempo platicaba con los amigos en una reunión les comentaba que lo había invitado. Sí, yo también, me dijo otro.

Hablé con él, reafirmaba.

Yo también hablo con él cuando está en la televisión.

No, en persona.

¿En persona?

Si en persona lo hice.

No mames cabrón.

 Si.

No me digas

Si, así fue.

Conté varias veces la anécdota con mi familia mis amigos mis hermanas, mi encuentro cara a cara con Jacobo Zabludovsky.


El Dueño Del Dique

DERECHOS RESERVADOS