sábado, 20 de noviembre de 2021

CAPILLA DE CHAPINGO PINTADA POR DIEGO RIVERA, EL LIBRO. LI

 

Me hablaba mi secretaria cuando me encontraba al fin y le decía muy formal: en que le puedo servir. No, le hablaba el maestro porque hay una comida en tal lugar y lo invitaba. Huy que barbaridad, pero tengo mucho que hacer tengo que ir a revisar una operación, hay que hacer la firma de fin de semana, el pago de tal cosa o firmar el contrato con un proveedor, pero si avísele al maestro que ando saturado, por favor, porque los resultados no se dan porque si porque muchas cosas tienen que pasar para que resulten.

 

Faltaba muy poco para el evento y logré varias entrevistas en diferentes medios de comunicación, mande traer al escritor que vivía en Durango y trabajaba en Zonas Áridas, una extensión de la Universidad, una semana de locura, porque si nos daban la entrevista pero no iban a Chapingo, así que tenía que llevar al escritor y al ingeniero Tah Iuit por todos lados, entregamos fotografías para llenar una pared grande, el escritor se vio abrumado y empezaba a tomar actitudes de estrella hasta que le pedí prudencia, en las veces que quisieron entrevistar al Director del Patronato Universitario (el yucateco filósofo) se negó diciendo que eso lo vieran conmigo o que ya se había entregado suficiente información.

Terminé extenuado, mucho trajín, dormía en mi oficina porque tenía que hacer el trabajo habitual, revisiones, firmas, autorizaciones y diversos, me acostaba en un sillón y le pedí al vigilante que cuidara mi puerta y a las seis de la mañana me  despertara, me levantaba completamente dormido para desayunar lo que me enviaban del comedor universitario o que me traían de la panadería, eso sí, calientito, después me iba a bañar a las compañías y regresaba a continuar con los preparativos, recuerdo esos días con mucho cariño.

 

El Dueño Del Dique

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