jueves, 11 de noviembre de 2021

CAPILLA DE CHAPINGO PINTADA POR DIEGO RIVERA, EL LIBRO. XLVII

 

Todo el mundo quería que sacara primero sus asuntos y pues si se llenaba la oficina porque había que pagarle a proveedores de todas las empresas, había que autorizar facturas para cobrar nosotros, o sea presentarlas a cobro y primero tenía que revisar los respaldos.  Tenía que guardar un equilibrio, no solo autorizar firmar las facturas nuestras para cobro y no dejar las facturas de los proveedores para después.

Entonces venía mi secretaria y dejaba un montoncito y lo ponía a bajo a la derecha, el siguiente a la izquierda, otros atrás, los firmados adelante.

De repente hablaba el yucateco por teléfono.  ¿El contador? Si, aquí esta decía en voz baja pachita. Claro que sí, o “por supuesto” le contestaba para que yo no le entendiera y decía está trabajando acá.

¿Cómo? Y en una de esas, porque él estaba en la rectoría, (Me avisaba mi secretaria: Está en la rectoría, o está en el edificio central. Porque las secres se van pasando la clave es para bien y para mal porque si el sistema de secretarias te quiere hundir te hunde y si te quiere salvar te salva) Se entera de que yo estaba haciendo allí mi mercado, haciendo mi trabajo y pues si se molestó el ingeniero Tah, Director del Patronato Universitario, porque él quería que estuviera aburriéndome todo el día.



Llegó de improviso y me agarro firmando cheques y autorizaciones y le dije: Maestro, maestro buenas tardes ¿Cómo le va? Y me contestó: Esta es mi oficina, que crees que estás haciendo poniendo aquí un mercado.

No, no, bueno es para aprovechar el tiempo.

Aquí no hay que aprovechar el tiempo aquí te esperas, porque yo dije que estuvieras aquí.

Aquí estoy, aquí estoy.

Sí, pero fíjate que viene la gente y que impresión tan negativa se van a llevar de este tiradero que tienes aquí.

No, no, no, está bien acomodado lo que pasa es que no ha venido mi secretaria a llevarse la documentación porque está repartiendo la tanda anterior. Pero ahorita me llevo todo, cuando llegue mi secretaria le pido que me ayude, nada mas era para hacer algo ¿No?

¡A ver pásate a mi oficina! Me dijo como de mala manera, siguiendo su juego. 

¡Huy! porque ya estaba enojado el yucateco filósofo.


El Dueño Del Dique

DERECHOS RESERVADOS