jueves, 4 de noviembre de 2021

CAPILLA DE CHAPINGO PINTADA POR DIEGO RIVERA, EL LIBRO. XLIV


 

 

Pero pues él me apuraba y no me soltaba. Le decía vamos a dejar esto hasta aquí hoy y lo vemos otro día y no me hacía caso. Dime tú si no tengo la razón de echarme un hidalgo allí con él, y se reía Tah, y otro dijo, ¿Te acuerdas del problema de los árboles del Parque Nacional que lo llevamos a fuerzas? Pues fíjate que él le platicó a uno de los muchachos la solución que dio y la verdad si me molestó mucho y por eso iba a ser como secreto no y ahora soy la burla de todos, está bien que el dio la solución de cambiar las coordenadas del área de estudio para que salieran los resultados conforme al compromiso internacional, porque nuestro vivero natural no funcionó, pero no es para que lo divulgue.

Si, le dijo Tah, en ese plano cambió las coordenadas y como el Parque es tan extenso todo lo que se mostró a los visores lo aceptaron y más porque hicimos una bisteciza histórica, corrió tanta cerveza y licor por el clima gélido que el contador terminó bajándonos en una pick up que nunca había manejado y en la oscuridad de la cima hasta la carretera.

Por eso yo le pedí los hidalgos así y entonces la gente estaba tratando de tirarme leña para aclarar porque se habían hecho las cosas de esa manera.

Ya para esas alturas el Director Del Patronato, pues no reía hilarantemente porque no era su estilo pelearse con la gente y como para hacer una tregua, como para hacer un rompimiento de la tensión que el mismo había provocado pues sugirió irse a comer de nueva cuenta con todos y cuando pasaron por enfrente de la panadería dijeron mira allí todavía sigue internado el contador y pues la verdad si me duró , ya el viernes como a las seis de la tarde salí, comí y me sentía completamente fuera de este mundo, en algún momento habló Pachita la secretaria de Tah para  preguntar por mi estado de salud, aquellos estaban en plena comida eran como las cinco de la tarde y yo todavía no volvía entre los vivos y le comentaron que todavía no salía que estaban nerviosos porque tocaban y no contestaba y ya el Tah tenía cara de preocupación me cuentan los muchachos y decía que en cuanto supieran de mi hablaran con Pachita para que se comunicara al restaurante y no tuviera ese pendiente el fin de semana, ya como a las siete de la noche me citó en su oficina obviamente no fui porque estaba  completamente desfondado, era una cosa tremenda esto que se hace.

Me quedé a dormir en Chapingo y  por la mañana me sentía muy mejorado, me dieron de desayunar un té riquísimo que se hace allí, los tamales que les dan a los chicos los chicos de vez en cuando porque allí en Chapingo se alimentan unos seis mil quinientos estudiantes, o sea unas siete mil personas contando a los maestros e invitados, tres veces al día, extraordinarios alimentos   balanceados, en fin y me fui a casa para repasar los documentos que había que llevar a la junta porque yo suponía que la junta se iba a continuar el siguiente lunes porque no podían haber terminado de presentar sus números todos los departamentos.

 

El Dueño Del Dique

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