Ahorita me vas a explicar
porque no viniste a la junta del viernes en la tarde que te cité.
Y él pensaba que yo iba a
despotricar contra la bola de cabrones que me habían emborrachado y cosas así.
Le dije: Maestro, pues no sé cómo decirle esto, pero… bueno… usted nos invitó a
comer el miércoles… pero… algo me hizo daño porque tuve una infección estomacal
de muerte, entonces pues me fui al doctor. Y aquel viéndome porque yo sabía que
él sabía dónde había estado. Entonces pues no pude venir al día siguiente y si
me comentaron supe que me andaba buscando, pero no pude venir, Pero si estaba
muy mal de la infección y ya hasta el domingo en la tarde me compuse, pero ya
estoy aquí a la orden.
¿Qué crees que te haya hecho
daño? Todavía me pregunta como
sonriéndose.
No, pues yo creo que el
pescado o la carne.
Pero todos comimos carne.
Si, pero siempre hay allí un
pedacito de carne que no está bien cocida o algo.
A ver, espérate, llamó por el
intercomunicador a Pachita. Si maestro le contestó. A ver comuníqueme con el
dueño del restaurante La Mansión del Quijote. Si maestro.
Hola ingeniero, se alcanzaba a escuchar por el
teléfono, ¿Cómo está? Bien, bien, pues aquí con la pena ¿No? de hablarte porque
fíjate que el contador ¿Te acuerdas del contador del de traje de corbatita? Si,
si como no. Bueno pues ese contador dice que se pegó una infección estomacal de
muerte que le impidió venir a trabajar el día siguiente y se oía que el otro
estaba jajaja risa y risa porque alcanzaba a escuchar y yo me hacía pato. Entonces le pregunté que qué cosa le había
hecho mal y el piensa que un pedazo de carne y el otro debería de ser yucateco
filosofo porque estaba muerto de la risa. Me dice que a lo mejor el pescado o
un trozo de carne que no estaba bien cocida porque pues todos comimos igual,
pero él dice que a lo mejor un pedacito de carne estaba cruda o mal cocida o de
mala calidad.
Para que le des un plato grande
de todo te voy a mandar en la tarde al contador.
Allí medio interrumpí: Es que
tengo una comida para hoy.
Shhh cállese, estoy hablando
yo. Y más risas del otro lado de la línea.
Sí señor, sí señor. Te voy a
mandar al contador en la tarde para que lo trates bien y no se me vaya a volver
a enfermar. No, como crees, bienvenido.
Y me pasas la cuenta. No como crees cual cuenta, nada de cuenta, no, no,
yo lo trato como cortesía de la casa es mi invitado. Bueno.
El Dueño Del Dique
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