Les dieron a esos estudiantes las
plazas porque ya sabían dónde estaba el baño, se veía la falta de capacidad en
todos lados, hubiéramos avanzado más rápido con personal experimentado, pero no,
no sé contaba con eso.
Mucha gente venía a mis cursos
breves, armaba cursos básicos o mínimos en alguna dependencia o cerca de las
bibliotecas de las facultades o me preguntaban algunas cosas de auditoría,
algunas dudas.
También había contadores o
administradores y deberían tener el conocimiento, la mayor parte de los que
estaban en auditoría no estaban graduados no porque les faltará edad no sino
porque no les interesaba terminar sus estudios, se quedaron truncos.
Le comentaba a Andrés: no podemos trabajar así, necesitamos cambiar a la mayor parte de esta gente. No podemos, lo que se planteó fue reacomodarlos, al grupos de los abogados se mandó a rectoría a revisar las notas facturas de todos los pagos que se hacían diariamente ahí también estaba un dentista que llamaba Jairo Cortez, me parece que estuvo allí tenía muy buen carácter y a la gente le agradaba Jairo y cuando había un conflicto general que enfrentaba a la dependencia con Auditoría Interna siempre llega a un acuerdo, increíble, teníamos un odontólogo haciendo revisión de documentación que en muchos casos era sensible porque se negociaba, se platicaba con la gente de la Dependencia revisada la aplicación de las políticas, que estaban empezando en la Universidad, y qué eran la base para los criterios futuros por lo que se había que tener ahí mucho, mucho cuidado, se lo explicaba a Andrés y después se lo explicaba a Juan Manuel Fermoso, El sub auditor interno, imagino que tampoco podían mover mucho, no había mucho espacio y tener que aguantar que llegue alguien a decir algo obvio.
El Dueño Del Dique
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