Tiene muchos orígenes eso de
procurar el amor entre las personas, uno muy conocido es el de san Valentín que
casaba a enamorados en contra de la voluntad de los jerarcas, fue encadenado,
sufrió martirios por esa causa, hasta la muerte y por ello se le recuerda como
patrono del amor.
Se ha intentado definir al
amor, destazarlo hasta el último átomo,
la partícula menor y así poder explicar que sucede, porque una persona quiere a
otra, hablando de un amor entre humanos, porque hay muchos tipos de amor y
tratar de encuadrarlos a todos es muy
complicado, hay personas que conviven con sus mascotas, algunos gustan de perros, gatos, tortugas y hasta
serpientes y los aman porque son sus compañía, platican con ellos, dicen que
los entienden y cuidan.
A Cupido se le conoce como el dios alado del amor, se le representa como
un niño que dispara flechas que provocan el enamoramiento y es culpable de las
uniones más diversas que podemos encontrar, porque como es un niño para él es
un juego eso de andar tirando flechas a las personas y se enamoren y para
ponerle un mayor grado de dificultad lo
hace con una venda en los ojos.
Solo hay que tener cuidado para que nos acierte con una flecha de oro, porque las
de plomo siembran olvido e ingratitudes.
Se puede adquirir una tarjeta en un centro
comercial o papelería y anotar algo que nos salga del corazón, hay de todo tipo
y textos, pero hacer de puño y letra una tarjeta expresando lo que se siente
por la otra persona es un detalle invaluable.
Los regalos más comunes entre enamorados son flores y
chocolates, las damas nos regalan con su presencia por eso debemos halagarlas
con presentes y atenciones, tomarnos una fotografía para recordar el momento
ayuda mucho en la conquista de la persona amada, así nos recuerda.
Una llamada matutina es un buen regalo y si se quiere ser súper moderno
se puede enviar un mensaje telefónico y hasta uno electrónico, la red está allí
para ayudar a acercarnos a las personas que queremos.
El amor siempre está presente, solo hay que dar los pasos necesarios
para encontrarnos con la persona correcta, la que nos hace vibrar, la que convierte
las horas en minutos cuando estamos juntos y los minutos siglos cuando
nos toca esperar su llegada.
El dueño del dique
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