miércoles, 1 de abril de 2015

Manuelita, la de Pehuajó

La tortuga Manuelita que vivía en Pehuajó, es un personaje argentino que hizo las delicias de varias generaciones de niños de las distintas provincias, no solo de la provincia bonaerense de donde es oriunda.

Este personaje hizo cantar a los pequeños en escuelas primarias y jardin de niños del país sudamericano, logrando que se hicieran ejercicios de gimnasia, de estiramiento y maduración motriz, se agachaban, saltaban, movían la cintura, levantaban los brazos, equilibrio en una pierna, la otra, las  manos en la cintura, saltaban hacia adelante, los lados y atrás al momento de interpretar sus canciones. Se la representó en festivales de primavera y obras de teatro con carapacho de diversos colores pero siempre muy coqueta y a la moda.

Viajera internacional, que parece estar destinada a las pasarelas del mundo, se la podía ver en las ciudades más importantes de Europa en un periplo inagotable.

Es de esos personajes que deberían ser conocidos en otras partes del continente pero que la falta de difusión los hace locales a pesar de su calidad y manera sana de enfrentar la vida.
Protagonista de una película animada que compitió por el máximo galardón fílmico, es tan actual como cuando nació hace más de media centuria.

Equivocada al pretender lucir más joven para conquistar a un tortugo que pasó y del que quedó prendada, decide viajar a Francia donde la dejan super bella, finalmente regresa a Pehuajó después de atravesar el Océano Atlántico y pasar por un sin fin de aventuras que la vuelven a arrugar y no estar tan deseable para su posible novio, quien la recibe con gusto porque reconoce que el valor intrínseco de manuelita no reside en su belleza sino en su espíritu emprendedor.

Es un ejemplo de decisión y audacia que se debe tener en la vida buscando el logro de los objetivos personales.
Tiene un monumento a la entrada de su ciudad para que la recuerden todos los viajeros que de una u otra forma en su infancia convivieron con ella y para que la conozcan los turistas que se asoman a tomarse una fotografía con esa top model.

Esta tortuga es una de las pocas que no está en peligro de extinción, las personas  la buscan para divertirse de sus ocurrencias junto con sus hijos  en un ambiente familiar.

La tortuga manuelita nos hace recordar que no es indispensable ser veloces como la liebre para lograr recorrer el mundo sino pausados y muy bien vestidos y acicalados para estar bien presentados en cualquier sitio.