El
día que pude leer un libro sin detenerme porque no conociera las letras que
entendía fue tan importante que no lo olvido.
En las primeras páginas, de pronto sentí que
caminaba con la caperucita roja en aquel bosque enorme, con árboles que mecían
sus ramas con el viento que aullaba de tan fuerte que soplaba.
Yo
también, como la niña de la capa roja, sentía un poco de preocupación porque la
casa de su abuelita estaba muy lejos y las nubes oscurecían aquel lugar en el
que todos sabían, habitaba el animal más temido de la comarca.
El
corazón me saltó cuando de pronto apareció el lobo. Aunque yo deseaba decirle a
caperucita que no hablara con él, no me escuchó. Yo estaba afuera del libro, si
estoy de acuerdo, caminaba con ella por el bosque, pero deseaba poder
aconsejarla.
Y así, con mi preocupación, seguí leyendo y
seguí junto a ella cuando el lobo le preguntó que a dónde iba. No hables con
él, acuérdate que tu mamá te dijo que no hablaras con desconocidos, decía yo
para mis adentros, sabiendo que no tenía caso que seguir hablándole.
Y
cuando caperucita llegó a la casa de la abuelita yo ya sabía que en la cama de
la ancianita estaba el lobo vestido con las ropas de la señora.
-Abuelita,
pero ¡Qué ojos tan grandes tienes! Leía yo con prisa. Quería yo que el lobo no
se comiera a caperucita.
-Son
para verte mejor. Dijo el lobo disfrazado de abuelita con un tono como de
burla.
-Abuelita,
pero ¡Que manos tan grandes tienes! Seguía el diálogo entre el animal y la
niña.
-¡Son
para abrazarte mejor! Y con preocupación seguí leyendo.
-Abuelita
pero ¡Qué dientes tan grandes tienes!
-
Son para ¡Comerte mejor! No podía creer que caperucita en un dos por tres ya
estaba en la panza del lobo. Nadie podía ayudar a caperucita, yo no podía
hacerlo, pero sí podía seguir leyendo. Tanto, que luego luego me volvió el alma
al cuerpo, cuando supe que el leñador, un hombre bueno, que vivía en los alrededores,
acudió a la casa de la abuela de la niña, la salvó, a su abuela también y hasta
una fiesta hicieron en el pueblo.
Como
te cuento, Caperucita roja fue el primer libro que leí de corridito.
ELDA MACEDA
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