EMBAJADOR DE MÉXICO, UN HOMBRE JUSTO,
UN EJEMPLO UNIVERSAL.
Me
voy a referir solamente a su estancia en Europa de 1939 a 1944, esos seis años
que valen por cien, por mil ya que es en ese período en que este humilde poblano, cónsul general hizo la diferencia para miles de personas de
diversas razas y religiones, perseguidos políticos en una época de la Europa
convulsionada por el franquismo, nazismo, fascismo y persecuciones diversas.
Cuando pensamos en la cifra cuarenta mil nos parece
mucho pero para él esa fue la cantidad de personas a quienes salvó la vida
gracias a su determinación, una saga que no tiene igual en la época de la
vorágine europea, cuanto talento, familias, investigadores, artistas, vidas
futuras libró de la muerte segura, de manera desinteresada.
Como
cónsul general, ayuda a los mexicanos en Francia, pero dándose cuenta de la situación imperante
de muerte y persecución, auxilia a otros para que puedan salir de sus países de
origen y viajar a México.
El pueblo Judío lo ha nombrado Héroe de la
humanidad, un hombre de todos, un hombre justo, hombre de calidad humana, un
hombre que da luz a un capítulo oscuro de la humanidad, todo esto comprueba que
en Puebla nacen y se hacen ángeles.
Al darse cuenta del peligro que corría la gente y
que la situación se volvía irresistible, organizaba jornadas de trabajo
extenuantes, frenéticas, que iniciaban a las cinco de la madrugada para nunca
terminar y así poder tramitar la mayor cantidad de visas que ayudarían a la
salida de refugiados y perseguidos, su humanismo y espíritu de servicio lo
lleva a cumplir esta meta personal, no obstante que con él se encontraban, su
esposa y tres hijos adolescentes, y sufrían el asedio constante por parte de
los aliados al poder.
Si es verdad que algún día existieron castillos mágicos o
encantados, esos fueron obra del embajador Bosques quien rentó un par de
castillos en Francia para hospedar, alimentar y dar atención médica a las
personas que después de muchísimos trámites saldrían de Europa con visas
mexicanas.
Para menguar la tristeza de la gente, organizaba
eventos literarios que distraían a todos aquellos que estaban bajo su
protección para "levantarles el espíritu a los perseguidos”, decía el
poblano; quizás recordando las fogatas que se hacían durante la revolución
mexicana donde se entonaban canciones, corridos y servían de distracción a la
tropa.
Una vez que México entró en el conflicto mundial,
sufre persecución y captura junto con su familia y colaboradores y es confinado
ilegalmente en un hotel- prisión en una
población cercana a Bonn, donde exige no
dádivas, ni preferencias sino el trato
justo de las convenciones vigentes para los prisioneros de guerra, personalidad
que es respetada por los soldados enemigos que lo custodiaban permanentemente.
Su llegada a la estación de trenes en la ciudad de
México, después de obtener la libertad y la de los suyos, fue apoteósica,
vitoreado y levantado en hombros por muchos que fueron rescatados por él y su
fiel equipo de trabajo de una muerte segura.
Existen personas que se limitan a cumplir un trabajo
y se dan por satisfechos, pero existen elegidos que hacen la diferencia para sí
mismos y para otros, Gilberto Bosques Saldívar, la luz que iluminó al planeta,
un hombre que enfrentó a los tiranos más potentes del mundo y los venció con
astucia, audacia, inteligencia y sobre
todo, amor.