miércoles, 1 de abril de 2015

Gilberto Bosques Saldívar

EMBAJADOR DE MÉXICO, UN HOMBRE JUSTO, UN EJEMPLO UNIVERSAL.
Me voy a referir solamente a su estancia en Europa de 1939 a 1944, esos seis años que valen por cien, por mil ya que es en ese período en que este  humilde poblano,  cónsul general  hizo la diferencia para miles de personas de diversas razas y religiones, perseguidos políticos en una época de la Europa convulsionada por el franquismo, nazismo, fascismo y persecuciones diversas.
Cuando pensamos en la cifra cuarenta mil nos parece mucho pero para él esa fue la cantidad de personas a quienes salvó la vida gracias a su determinación, una saga que no tiene igual en la época de la vorágine europea, cuanto talento, familias, investigadores, artistas, vidas futuras libró de la muerte segura, de manera desinteresada.
Como cónsul general, ayuda a los mexicanos en Francia,  pero dándose cuenta de la situación imperante de muerte y persecución, auxilia a otros para que puedan salir de sus países de origen y viajar a México.
El pueblo Judío lo ha nombrado Héroe de la humanidad, un hombre de todos, un hombre justo, hombre de calidad humana, un hombre que da luz a un capítulo oscuro de la humanidad, todo esto comprueba que en Puebla nacen y se hacen ángeles.
Al darse cuenta del peligro que corría la gente y que la situación se volvía irresistible, organizaba jornadas de trabajo extenuantes, frenéticas, que iniciaban a las cinco de la madrugada para nunca terminar y así poder tramitar la mayor cantidad de visas que ayudarían a la salida de refugiados y perseguidos, su humanismo y espíritu de servicio lo lleva a cumplir esta meta personal, no obstante que con él se encontraban, su esposa y tres hijos adolescentes, y sufrían el asedio constante por parte de los aliados al poder.
Si es verdad que  algún día existieron castillos mágicos o encantados, esos fueron obra del embajador Bosques quien rentó un par de castillos en Francia para hospedar, alimentar y dar atención médica a las personas que después de muchísimos trámites saldrían de Europa con visas mexicanas.
Para menguar la tristeza de la gente, organizaba eventos literarios que distraían a todos aquellos que estaban bajo su protección para "levantarles el espíritu a los perseguidos”, decía el poblano; quizás recordando las fogatas que se hacían durante la revolución mexicana donde se entonaban canciones, corridos y servían de distracción a la tropa.
Una vez que México entró en el conflicto mundial, sufre persecución y captura junto con su familia y colaboradores y es confinado ilegalmente  en un hotel- prisión en una población  cercana a Bonn, donde exige no dádivas, ni  preferencias sino el trato justo de las convenciones vigentes para los prisioneros de guerra, personalidad que es respetada por los soldados enemigos que lo custodiaban permanentemente.
Su llegada a la estación de trenes en la ciudad de México, después de obtener la libertad y la de los suyos, fue apoteósica, vitoreado y levantado en hombros por muchos que fueron rescatados por él y su fiel equipo de trabajo de una muerte segura.

Existen personas que se limitan a cumplir un trabajo y se dan por satisfechos, pero existen elegidos que hacen la diferencia para sí mismos y para otros, Gilberto Bosques Saldívar, la luz que iluminó al planeta, un hombre que enfrentó a los tiranos más potentes del mundo y los venció con astucia, audacia, inteligencia y  sobre todo, amor.