Tocó después que llegara un experto en libros, el Lic.
Legorreta, con el Director de Dilunam no coincidía mucho, era un tipo muy
complicado, encontré faltantes en diferentes áreas, pero lo más inexplicable
era que nunca se había podido realizar un inventario de libros completo, que
fue una de mis primeras observaciones y eso no le cayó muy bien, el atraso en
registros era grande y jamás se hacían conciliaciones de nada, ni bancarias, ni
de clientes, etc.
Le encontré faltantes de muchas cosas, y zafaba de las responsabilidades, el precio de los libros no se calculaba de manera común, es decir a base los costos, sino que una persona “experto” tomaba el libro, lo hojeaba, veía el tipo de pasta, el número de hojas y allí determinaba el precio, sin ninguna base, sin conocer el costo de impresión, etc. cosa que anoté también en el informe, que estaba cargado de observaciones, las que llegaron a los más altos niveles, pensé que lo más lógico era que se hiciera un cambio de Director, no había otra decisión, era demasiado desorden en todas las áreas, esperé una reacción y seguía sin pasar nada.
En aquel tiempo también hacíamos revisión los domingos,
los días de partido de futbol en el Estadio Olímpico Universitario de los
boletos de entrada, muchos trataban de ingresar con una credencial de la Escuela
de Futbol Pumitas, o con la credencial de trabajador, pero todos tenían que ir
por su boleto a la taquilla, para que hubiera un mejor control. Allí me
encontré al Director de Dilunam, tiempo después de haber entregado el informe
lapidario de la situación en la Dependencia, cuando me reconoció me saludó y me
entregó su entrada, era para el palco del Rector como invitado de honor. Me
dijo: contador soy invitado especial del rector ¿por dónde debo pasar? Había un
montoncito de cosas que se le incautaban a las personas y no podían pasar como
periódicos (por la vieja costumbre de encender los diarios cuando se ganaba del
futbol americano y que después paso al soccer) comida, tortas, etc. Por allí,
por la basura, le contesté, me vio de reojo, pero aceptó mi respuesta a su
burla, su mezquindad.
El Dueño Del Dique
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