En ese tiempo estaba terminando una mega revisión de
auditoría de un gran fraude, tanto que terminó con el despido de todos los gerentes
de la empresa automotriz, lo que causó que de un día para otro empezara a
recibir amenazas, porque obviamente la gente de varios niveles que estaban
involucrados, se daban cuenta de que les estaba generando un daño, esa parte no
me gustó y menos cuando encontré debajo de mi escritorio una bolsa con abono y
pedazos de animales, una amenaza directa.
Hablé con un amigo para pedirle trabajo, él me había
comentado que en su empresa estaban buscando personal, me dijo que estaban
completos, pero iba a buscar en otras empresas. Se complicaba la cosa porque
los sábados hacia inventarios en solitario y pues si el riesgo aumentaba. Por
la tarde recibí en la oficina una llamada de Auditoría Interna de la Unam, era Andrés
Ayala (cambié el nombre) al teléfono, me contactó, platicamos un poco y
entrando en tema me dijo que estaba interesado en mi contratación pero que
tenía otro candidato y que la oferta terminaba ese mismo día. Le contesté que
estaba por llamarlo porque había pensado en tomar el reto que significaba la
Universidad y que, si me podía recibir más tarde para platicar los últimos
detalles pero que contara conmigo, que era la mejor opción etc.
Por la tarde estaba en la oficina de Andrés Ayala
firmando mi contrato por honorarios, porque me confió que aún no tenían la
plaza, que empezaría trabajando por honorarios, cosa que no me importó. Al día
siguiente presenté mi renuncia a mi anterior trabajo y salvé el pellejo.
Me presenté en Auditoría Interna de la UNAM y me
recibió Andrés Ayala, chaparrito él,
siempre estaba como midiéndote, comparando, con el tiempo entendí que tenía
conocimiento pero no ejecutaba y por otro lado estaba Juan Manuel Fermoso
Murillo que era el subauditor y para sorpresa grande estaba cómo auditor
interno de la UNAM Humberto Figueroa Mejía, quién había trabajado en Chrysler
de México pero no habíamos coincidido allí y creo que esa parte de mi
currículum fue la que le llamó la atención y pidió que me llamaran. A los pocos
días, en una reunión informal, platicamos acerca de su experiencia en la
Universidad, vimos varias cosas que teníamos en común y me animó a construir
una mejor Universidad, responsabilidad mayor por haber sido estudiante y
egresado de la máxima casa de estudios.
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