Y pues la verdad si estaba
tocado allí con ese hidalgo. Pero aquí si hay que explicar algo, se dice
hidalgo porque los políticos en su último año de sexenio en el último año
decían año de hidalgo: chingue a su madre el que deje algo, como decir es un
tonto el que deje algo, había lugares donde inclusive se llevaban los arcos de
las puertas que eran metálicos, los zoclos, había que robarse todo. Acá un
hidalgo es chin chin el que deje algo en el vaso, o sea había que vaciarlo por
completo, así estaba la situación, me tomé un trago o de agua de refresco de lo
que fuera, tenía los ojos inyectados era imposible vivir así, me fui al baño,
otro error, porque en lo que fui a refrescarme se pusieron de acuerdo entre
todos para emborracharme, que hijos de la chingada.
Llego, y la chica que me había
llevado, me dice contador, yo no quiero ser menos de los que están aquí, que
mis compañeros, si me aceptas un hidalgo de fraternidad. No, no, tu y yo somos
amigos, le decía, nos vemos diario, no tenemos esos problemas, porque no nos
damos un abrazo le decía, algo que no fuera tomar, algo más tranquilo.
Y así siguió después Bertha la
administrativa, flaca, flaca, tenía un pasado tórrido con un ex chapinguero,
que le había dejado nada más una hija y como buen ex chapinguero huyo de sus
responsabilidades, y dijo: Yo también quiero echarme un hidalgo con el
contador. Allí se inventó un conflicto entre contadores y administradores que
ya lo era. Después dijo quiero hacer otro brindis con el contador, otro
hidalgo, porque quiero aclarar que nunca le he retrasado un cheque, el piensa
que sí, pero es porque no hay recursos en tesorería y porque el central no nos
manda las remesas y allí dio una explicación loca de porque se quería echar un
hidalgo conmigo.
Para todo esto el Director del
Patronato que era un fino bebedor los volteaba a ver como estudiándolos, como
maloreándolos ¿No? y el Subdirector se desvivía por atenderlo, seguramente le
iba a pedir un favor, otro más, bueno, a esas alturas yo ya me sentía el Cura
Hidalgo, flotaba, sentía que flotaba, las piernas me hormigueaban y ¿Que creen?
Siguió la cena, seguimos comiendo, bebiendo y se pasó el tiempo rapidísimo,
veía como se iban yendo los comensales y cuando volteo a ver ya no había nadie,
la gente limpiando las mesas, levantando los manteles, subiendo las sillas
arriba de las mesas, no,no,no, eran más de las 2 de la mañana y alguien muy
prudente ya a esas horas dijo yo creo que ya nos vamos.
Pues eso sí y dijo el Tah a su
chofer: Hay que ir a calentar el auto. Sí señor, le contestó, pero no se movió
el chofer porque ya tenía el antecedente que se lo tenía que llevar cargando.
Después le hizo una seña a Bertha como que anotaba algo en el aire, o sea que
pidiera la cuenta (Cuanto había sido el consumo), movió la cabeza
afirmativamente y no se dirigió al
mesero sino al dueño del restaurante y le escribió en el aire el mismo mensaje,
que le diera la cuenta y bueno, el dueño que ya estaba muy cansado, los
parpados se le caían y como todos se
quería ir a dormir, le contestó afirmativamente y obviamente ya tenía hecha la cuenta hace
tiempo y solo faltaba la acción decidida de pagar, ¿No?
El Dueño Del Dique
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