Abrió la caja y se hizo a un lado
César con las manos arriba. Está bien muchacho, le dijo, veía que en la caja había
varios cortés y normalmente César ponía billetes de la más alta denominación
arriba, en medio los de menos valor y abajo
otro de alta denominación, así que parecía que todo el fajo de billetes
era un dineral, no sé por qué lo hacías así pero era su costumbre, los ponía en
una bolsita de plástico para depósito ya que llegar al Panamericano, la empresa
que transportaba los valores; se lo llevaba ahí machimbrado, o sea con los
sellos de protección de que nadie le mete la mano en el camino firmaban por el
total y se iban.
Cuando vio el ladrón el montonazo de
billetes pensaba que todos sean de la misma denominación dijo no pues qué
montonal de dinero, se llevó todo y le dijo a Cesar: pon las manos ahí en el
tubo, agárrate bien. Cesar le dijo: soy casado y tengo dos niños chicos, cabrón.
No te va a pasar nada, agarra el tubo, ahí lo medio amarró al tubo, no vayas a
hacer escándalo, nada, luego van a venir tus compañeros a liberarte, está bien,
actuaste bien cabrón, no te preocupes, a toda madre, al rato vas a ver a tu
familia, tranquilo. Gracias, le dijo Cesar y empezó a llorar.