86.- Un día, como hoy…
escuchamos la primera presentación de nuestro hijo.
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86.- Un día, como hoy…
escuchamos la primera presentación de nuestro hijo.
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86.- Un día, como hoy… me
percate que el mar se mece al ritmo de tus piernas.
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85.- Un día, como hoy… pasaron
rugientes, los autos del rally por el pueblo.
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84.- Un día, como hoy… pasamos
el día con los amigos nadando en la alberca.
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83.-Un día, como hoy…en medio de un lodazal, ganamos el campeonato del barrio.
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82.- Un día, como hoy…el frío hizo que amaneciéramos abrazados.
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Lo
dejé pensando, calculando que hacer y me fui a Centro Automotriz para hacer el
inventario, esa vez terminé como diez de la noche y le dejé las cedulas a
Teresita sobre su escritorio. Dicen que con jefes así se aprende.
De los asaltantes pues no, hasta ahorita no, no se ha sabido nada, lo mejor sería que ellos solitos se entregarán ¿no? Las autoridades difícilmente los van a encontrar, ni les interesa actuar más que cuando hay un muerto, cuando hay algo de sangre, cosillas así, pero en este caso no había nada de nada, solo un montón de gente robada, golpeada, manoseada, y una empresa saqueada.
Entonces
así fue el asalto en Mixcoac.
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81.- Un día, como
hoy…equilibramos nuestro presupuesto familiar.
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80.- Un día, como
hoy…festejamos mi cumpleaños entre amigos.
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Y
yo sorprendido porque ¿acaso no sabía que nos habían asaltado? ¿Qué habíamos
ido a la Delegación a levantar el acta y salido de tarde? y todavía me dijo: espero
que no se vuelva a repetir este tipo de cosas. No se preocupe teresita va a
tener la información.
Doce del día, hora de la salida, le hablo a César para saber si puedo ir a trabajar a Ceresa, me dice que si va a estar pero que lo deje para el lunes, apenas se acaban de ir los investigadores de la policía y del seguro contra robos.
Si
vas a estar hasta tarde te voy a acompañar, porque me faltaba de terminar
algunas cosas.
Revisaba
la cuenta que estaba pendiente por terminar y me pregunta Cesar si no debería
de estar haciendo el inventario de autos nuevos y usados, sí, pero Tere estaba
muy preocupada por esta cuenta y el arqueo del fondo fijo.
Pero
con lo que pasó ayer eso se puede posponer para el lunes. Sí, pero estaba tan
preocupada que fue a la oficina unos minutos para revisar que estuviera la
información. Allí entendió César que Tere se había puesto pesada conmigo y
después de todo lo que la había defendido durante el asalto, porque varios se
dieron cuenta de la maniobra que había hecho.
No te creo, sé que llega siempre tarde, sobre todo los sábados. Pues fue y vestida de negro y sin maquillar para dar la impresión de estar enferma Y nos reímos los dos.
Yo
voy a renunciar, tu deberías de hacer lo mismo, te estas desperdiciando con
Tere, me dijo César, mi mujer no quiere que trabaje aquí, es muy peligroso, y
no me pagan bien, apenas llego a cubrir los gastos, un ex compañero me va a
buscar trabajo en su empresa, me dice que falta personal, le dije que sí, que
me ayude, la cosa es que no tengo el título de contador y eso me juega en
contra.
Te
voy a dar un mal o buen consejo: búscate la universidad que sea, privada,
chica, sin blasones y vas adelantando materias el fin de semana, no busques en
la UNAM o el IPN, eso es muy tardado, mejor como te digo y terminas más pronto,
lo que tú necesitas es el papelito.
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79.- Un día, como hoy… me
preparaste un sándwich especial para el
almuerzo.
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Cuando
inició el robo a personas, yo hice el movimiento natural hacia la bolsa
delantera para dar lo que tenía y saqué algunos billetes y monedas, como si no
usara cartera, a los demás quitaron relojes quitaron de todo ya cuando se
fueron pues agarré mi cartera del cajón.
Como
a las 10 de la noche salimos y de ahí me fui a mi casa, llegué tarde pensando
que estarían todos preocupados porque no llegaba, me propuse calmar a mi gente,
pero resulta que todos se habían ido a festejar un cumpleaños o no sé que cosa,
llegaron después de mi, no me acuerdo si les conté en alguna ocasión que lo que
había ocurrido ¿no?
Al
día siguiente, el sábado, me presente a la a la oficina a trabajar ¿no? como
todos los sábados y a media mañana llegó la jefa ahí trabajamos nada más medio
turno llegó la jefa tenía permiso para irse a su casa hasta el lunes, la consentían,
y me dijo antes de irse, porque yo todavía el sábado tenía que hacer el
inventario de autos nuevos y usados que comparaba en conciliación con los datos
de Servicio y Autos Nuevos y salía después de las seis de la tarde o de noche. Me
habló y me dijo: Óscar venga por favor. Yo dije bueno, seguro que me va hacer un
reconocimiento pensé, porque no se la habían violado, que no se la había cogido
nadie, algo así y me dijo: Oscar hoy es sábado. Sí Teresita. Y sus cédulas de
la revisión de las cuentas que le pedí y del fondo fijo no están en mi
escritorio.
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78.- Un día, como hoy…pintamos la recámara de nuestro bebé.
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76.- Un día, como hoy…me cargaste para no pasar caminando por el césped mojado.
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Ahí un
mecánico le dijo a otro: ve, crúzate la calle y habla por teléfono a la
patrulla porque acá están todos descompuestos los teléfonos. Bueno, pero no
tengo monedas, le dijo. Pide unas prestadas en la tienda. ok y salió corriendo.
Pascual se fue con el otro chico a ver el almacén de llantas donde se habían llevado a César porque allí estaba en la caja fuerte y pues con miedo entraron ¿no? porque pensaban que le había pasado lo peor a Cesar, pero solo tenía las manos amoratadas y lo pudieron soltar, se abrazó con todos y casi llora de nuevo.
Al rato llegó la patrulla, también llegó gente de Centro Automotriz, de la agencia de Chrysler, querían ver cómo estaba la jugada, alguno de ellos que andaba tras la jefa Teresita la vino a ver a ella personalmente directamente para ver si estaba bien sino estaba bien y revisarle sus cositas ¿no? a ver si no se las habían estropeado, pero pues sí estaba colorada, despeinada, estaba mal así ¿no? habló a casa de una amiga luego con su mamá cuando llegó a la oficina, me contaría después.
El director me dijo: Oscar un favor. Sí señor. Por favor vaya a la delegación con César a levantar el acta principal ya el lunes vamos a llevar el despacho jurídico, pero vayan iniciando la investigación.
Cesar tenía un volkswagen sedan y en él nos fuimos a la Agencia de Ministerio Público ahí nos recibieron, dijimos cómo estuvo la situación, nos identificamos, yo había dejado mi cartera en el cajón y no me la quitaron a todos los demás les quitaron todo el dinero, así que tenía con que identificarme.
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75.- Un día, como hoy…Te
busque, te busqué y te encontré.
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74.- Un día, como hoy…se acabó el agua caliente de la ducha y me diste todo tu calor.
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73.- Un día, como hoy… llamó
nuestro hijo de larga distancia, está bien.
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71.- Un día, como hoy… Entendí
que la tenacidad es más grande que un sueño.
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Está bien señor, ya, disculpe, disculpe, se oyó que alguien dijo. Cállense cabrones, nos dijo y se volvió a ir, todos boca abajo y cinco minutos siguió la espera, pero esta vez sí contamos los cinco minutos o más, o más, ya no me acuerdo bien y fue cuando jalé el cable del teléfono hasta que me cayó en las manos, y la rubia decía: no, no, todavía no y entonces marqué a la patrulla me contestaba la operadora: patrulla urgencias, yo le decía buenas tardes señorita le estoy hablando y la otra me decía patrullas, urgencia. Sí, sí, sí, yo pensaba que como estaba murmurando no me alcanzaba escuchar, marqué varias veces y no tuve suerte. Me dijo Pascual: descompusieron el teléfono. Deja voy para abajo a ver qué encuentro, y se fue arrastrando las escaleras y dijo: no hay nadie las escaleras, no hay nadie, no hay nadie, bajamos algunos trabajadores y clientes, Pascual se fue por César que estaba amarrado, ahí lo desató habló a la patrulla y lo mismo, contestaban patrullas, urgencias y aquel: nos acaban de asaltar cabrón y le contestaban: patrulla, patrulla y le colgó.
La caja la
habían vaciado, la voltearon, revisaron de arriba abajo, ni una moneda quedó. De
los souvenirs quedó poco y nada, me acuerdo de unos de unos zepelines de la
Goodyear que están de moda porque tenían un riel para guiarlo, era una soga, eso
permitía que pudiera volar de un lado a otro digamos en la casa o hacerle un caminito
en el patio y que estuviera dando vueltas todo el tiempo, se llevaron todos
llaveros, y así muchas cosas. Se oyó que gritó Pascual: ¡ya se fueron! ¡ya se
fueron! agarró el teléfono estaba abajo, en la administración y trató de hablarle
a la patrulla y la misma situación estos tipos habían abierto el teléfono sin
que nos diéramos cuenta y le habían quitado la pastilla donde se hablaba, pues
sí nos comunicábamos, pero ellos no nos escuchaban.
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70.- Un día, como hoy…me trajiste el desayuno a la cama.
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Nos vamos a ir en cinco minutos, no hagan nada, el primero que vea yo asomándose por la ventana o que baja las escaleras o que haga algún movimiento le doy un balazo en la cabeza ¿okey? ya nos vamos, voy dejar un vigilante para que cuide, el primero que asomé algo o haga un ruido le doy un balazo, así nos advirtió el que pensamos era el jefe de la banda.
El que quedó de vigilante, con la bragueta
abierta se fue con la Teresita y le agarró todas sus cositas y la Tere otra vez
empezó a gritar, le metió mano por todos lados queriéndole quitar las
pantaletas para no tener barreras, no le importaba recibir bofetadas, en eso
sube otro y lo regaña, ya nos vamos, no nos atrases, ¿sabes qué? Mejor ve tu y
yo me quedo a vigilar, el otro obedeció de mala gana, casi la tenía, alcanzó a
decir.
Dijo el ladrón: todos quietos cinco minutos, ya nos vamos, y se perdió de nuestra vista.
Estábamos todos en silencio, silencio, silencio, unos segundos que parecen un montonazo, medio minuto que parece mucho más, empieza hablar Pascual en secreto: yo creo que ya se fueron, y la la rubia que todavía estaba saliendo de la crisis que había tenido le movía las manos como aspa de ventilador o sea para que se callara el Pascual ¿no? y me decía: contador, Óscar. Si, le contesté. Tú tienes el teléfono cerca, arriba del escritorio, bájalo para para hablarle a la patrulla, varios de los mecánicos que estaban ahí con nosotros dijeron: no, no, no, hasta que se vayan bien, hasta que se vayan bien y se paró el Pascual despacito, ya se fueron dijo, y que entra uno de los ladrones que se había quedado en la escalera para vigilarnos y ¡pum! ¡pum! le recetó unos golpes en la cabeza y le cortó cartucho al Pascual que se vuelve a tirar al suelo y ahí le pone una patada en la cabeza, cinco minutos, les dije cinco minutos, espérense, ahora tengo que volver a empezar otros cinco minutos ¿no?
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Abrió la caja y se hizo a un lado
César con las manos arriba. Está bien muchacho, le dijo, veía que en la caja había
varios cortés y normalmente César ponía billetes de la más alta denominación
arriba, en medio los de menos valor y abajo
otro de alta denominación, así que parecía que todo el fajo de billetes
era un dineral, no sé por qué lo hacías así pero era su costumbre, los ponía en
una bolsita de plástico para depósito ya que llegar al Panamericano, la empresa
que transportaba los valores; se lo llevaba ahí machimbrado, o sea con los
sellos de protección de que nadie le mete la mano en el camino firmaban por el
total y se iban.
Cuando vio el ladrón el montonazo de
billetes pensaba que todos sean de la misma denominación dijo no pues qué
montonal de dinero, se llevó todo y le dijo a Cesar: pon las manos ahí en el
tubo, agárrate bien. Cesar le dijo: soy casado y tengo dos niños chicos, cabrón.
No te va a pasar nada, agarra el tubo, ahí lo medio amarró al tubo, no vayas a
hacer escándalo, nada, luego van a venir tus compañeros a liberarte, está bien,
actuaste bien cabrón, no te preocupes, a toda madre, al rato vas a ver a tu
familia, tranquilo. Gracias, le dijo Cesar y empezó a llorar.
Subió otro y dijo: que venga el
contador, o sea Cesar, para que abra la caja fuerte, y dijo Cesar: no tenemos
caja fuerte. Baja, le contestó el otro, no es tu dinero, que no te maten por
papeles, abre la caja fuerte, no tengo caja fuerte le dijo. Si tienes caja
fuerte y está en el almacén de llantas, ya se levantó César y se fue con uno de
ellos, días después nos comentaría Pascual: yo cuando vi que se llevaban para
abajo a Cesar pues ahí me despedí de él yo no pensé que fuera a regresar porque
eso tipos venían mal, venían como drogados estaban muy alterados, entonces
estaba cabrón el asunto, se fue con ellos eso nos platicaría Cesar ya después que lo
bajaron lo amenazaron mal, a ver cabrón cómo que no tenías caja, te voy a matar
a ti, ¿crees que te van a ayudar para que te entierre tu familia? No es tu
dinero cabrón. Ahí fue otro para evitar
que le disparara: déjame que yo le ayudo a abrir la caja. Empujó a Cesar para
que se apurara, el otro le gritó desde la puerta del almacén que lo iba a matar
si no la abría pronto. Intentó abrir la caja César y le falló, no la pudo abrir
la primera, estoy nervioso, dijo, entonces uno de los ladrones corrió al otro
que lo estaba amenazando y le dijo a Cesar: no te preocupes, después confesó
que eso le dio mucha confianza y abrió la caja fuerte y había muchos cortes
porque los viernes se hacen varios cortes en la caja porque viene mucha gente
casi todo el día está lleno, lleno, y hasta el sábado viene la recolección de
dinero.
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