Un viernes salí, dejé todo en
orden en la panadería, quería saber si había órdenes de trabajo para el día
siguiente, en ocasiones me regresaba de la UNAM después de dar mi clase a Chapingo
porque había trabajo toda la noche, quería ver cómo estaba la organización, si había
llegado todo el personal, etc. cómo estaba la situación.
pasé por las facultades,
entregué materiales, me fui a jugar básquetbol porque me iba con los amigos de
Control Presupuestal, a la cancha que está en la alberca de Ciudad Universitaria,
ese viernes llegué a tiempo para jugar con los amigos en la alberca, después
comimos una fruta picada muy rica el mango era increíble, sandía melón, papaya,
pero cuándo uno hace ejercicio y come fruta pronto le da hambre de nuevo,
entonces fui a la Facultad de Filosofía y Letras para comer algo más mexicano,
unas gorditas, quesadillas de chicharrón prensado, de queso, un jugo de naranja
y eso levanta el ánimo, después seguí con las citas de ventas, afuera de la
universidad y otras dentro del campus, para profesores, investigadores que ya
me habían contactado por teléfono algunos
pedían varios Codex Alimentarios, porque aparte de trabajar la Universidad también
lo hacían para otras universidades del DF y del Estado de México, algunos hasta
en Puebla o estaban asesorando a personas para tesis doctoral, y ahí venía
mucha información que les era útil. Acercándose a las siete de la noche,
regresé a Ciudad Universitaria y fui a la Facultad de Contaduría directamente, estacioné
el auto que es muy difícil encontrar lugar y todo el camino escuchaba
helicópteros que sobrevolaban la Ciudad Universitaria y uno siempre piensa que vino
de visita un funcionario de alto rango, un presidente, un gobernador, pero fue muy
notorio tanto movimiento, me fui a la sala de profesores, ahí coincidíamos
todos profesores de todas las materias, unos habían salido temprano de clase y
otros estamos esperando para registrar la asistencia, cada clase firmábamos, en
aquel tiempo todavía con pluma, ahora ya es electrónica la firma o se pone el
dedo para saber que uno se presentaba, porque algunos maestros no daban clases,
sino que iban sus ayudantes a darla y los titulares iban un solo día y firmaban
por todas las clases, pero esos eran otros manejos.
El Dueño Del Dique
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