jueves, 16 de diciembre de 2021

CAPILLA DE CHAPINGO PINTADA POR DIEGO RIVERA, EL LIBRO. LXII

 

Esa noche espectacular, el Rector de la universidad, Lupe Marín y la Directora del Museo Estudio Diego Rivera apadrinaron a los dos estudiantes artistas, los míos, se tomaron fotos con ellos salieron en los periódicos, en fin, todo lo que hace la gente común.

Se llevó a cabo el brindis de honor, servimos grandes trozos de pastel que estaba adornado con figuras que semejaban la capilla de Diego Rivera y kiwis cortados con apariencia de magueyes, el rector llevó en recorrido a Lupe Rivera Marín por la fuente de Las Circasianas y El Árbol de los Acuerdos y la despidió de beso en la mano en el estacionamiento.

El Ingeniero Tah me mandó llamar y me dijo: No estuvo tan mal. Abrí tremendos ojos, era un súper éxito para una universidad pequeña, llevar a la hija de Diego Rivera, medios escritos, prensa gráfica y cámaras de televisión a bajo costo y en algunos días solamente. También me dijo: No quiero saber que se desperdicie un gramo de todo lo que sobró, ¿Me oíste? Sí señor.

Era muy tarde, pero regresé a mi oficina, todo en silencio y oscuro, busqué orfanatorios por la zona, pero ninguno me quiso recibir nada, hasta que ubiqué uno por el Estadio Azteca que me recibirían todo, pero al día siguiente entre las 9 y 12 del sábado.

 

El Dueño Del Dique

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