Tere desesperada se iba metiendo
debajo de mi entonces lo que hice fue pasar por debajo de mi cuerpo mi brazo
izquierdo y en el borde de su falda le metí dos dedos a la altura de la cintura
y ahí apreté el puño, el otro la tironeaba para llevársela lejos de nosotros
con malas intenciones, ¡déjala! le gritó Pascual, ¡cállate cabrón! le dijo el
otro o te doy un balazo y la seguía jalando y no se la podía llevar porque yo
la tenía agarrada, el ladrón no se daba cuenta porque ella se metía abajo de mí
y yo estaba así como desentendido, volteando la cabeza para otro lado y el mala
onda la tironeaba y la Tere haciéndose fuerte, llorando, le decía ¡déjeme!, ¡déjeme!
y el otro pues no sabía qué hacer, entonces le hablaron de abajo y se fue, Teresita
lloraba y se metía más debajo de mí, sentía su cadera, le dije: Tere falta poco
para que se vayan, llevan mucho tiempo acá.
Cuando iba saliendo el mala onda le
dio una patada a pascual en la cabeza, un rozón, no se la dio bien, todo porque
había defendido a Tere, pero pues ni que hacer, trae la pistola, ya se habían bajado
los dos y no había nadie vigilándonos, le dije a César, porque César estaba
bien dado, muy fuerte, estaba cabrón el Cesar, entonces le dije a César:
nosotros somos más cabrón. Me dijo: no, no hagas nada cabrón, no hagas nada, le
insistí: tú agarras uno yo agarro otro y Pascual les da por la espalda a los
dos y Pascual dijo: no, no hagas nada cabrón, no hay que hacer nada. Si se pone
fuerte este asunto si, así le hacemos, si ves que se pasa con Tere así le hacemos.
Tu ayudas chaparro, le dijo a un mecánico y este le contestó: no le van a hacer
nada, como diciendo que no se iba a meter. Regresó el mala onda, pero ya sólo,
no venía con el otro que se había quedado a cargar un camión con todas las
llantas y amortiguadores que había en el almacén, uno se quedaba en la parte
baja de las escaleras para cuidar a los que estaban amenazados abajo y se daba
sus vueltas para ver cómo estaban los de arriba, así que ahora solo subió el
degenerado, se le veían las venas acá dilatas como que lo calentó mucho la
Teresita y vino por ella, venía dispuesto a violarla, desde que lo vi entrar
dije aquí va a haber trompadas, aquí va haber balas, aquí va a haber de todo y se
vino directo por la Teresita y la jalo de un brazo y la Tere manoteando, como
no pudo la jaló de las greñas, no entendía el otro cabrón cómo es que no sé
podía llevar y lo que pasaba es que yo lo estaba agarrando de la falda, pero bien
aferrado para que no se la llevara el cabrón, pero pues se veía que de
cualquier forma se la iba a llevar, venía con ese fuerte pensamiento, la Tere
forcejeaba y lloraba, entonces Pascual gritó: ¡Cesar! como diciendo vamos
cabrón porque es ahorita, acabamos el problema con esta pinche vieja y éramos
más nosotros a alguno le iban a dar un balazo un trompazo o algo ¿no? pero pues
no iban a cometer su crimen contra la Teresita y César dijo: ¡no! y el otro
gritó ¡cállense cabrones!, ¡cállese cabrón! y éste y yo pues sí estaba a la de
3 salimos ¿no? yo hacía mucho deporte en aquel tiempo y dije a éste sí lo puedo
taclear, porque hice un poquito de americano en la secundaria, estuve
entrenando con Cóndores y con Águilas Reales y dije a este si me lo llevo, lo
tacleo, la cosa es que no vaya a darle un balazo a alguien ¿no? pero si lo
agarro de costado o de frente me lo llevo y luego le damos mayoría entre todos,
pero dijo César: ¡no!, y el otro como que se las olía de que ya nos habíamos
puesto de acuerdo para fregarlo ¿no?
El Dueño Del Dique.
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