Alguien llevaba algo de comer
o comprábamos unas papas y comíamos tirados en el pasto de la Rectoría y no
pensábamos que hubiera trabajadores adentro, no nos imaginábamos toda la
política que se maneja allí, todas las decisiones nacionales que se toman allí,
todo lo que se acuerda del campo, de los diferentes Estados, era una cuestión
increíble estar cerca de ese poder sin saberlo, para nosotros era, la Rectoría
un edificio más, una construcción, lo importante era lo que pasaba con nosotros.
Tratábamos de estar el mayor
tiempo posible, en el campus, conocer y recorrer el famoso “camino verde”, ir a
la biblioteca central con todos esos murales y quedarse por horas contemplándolos,
intentando entenderlos, por allí alguna persona explicaba algo, no era como
ahora que a los turistas les dan un recorrido y les explican cada parte del
mural, algunos íbamos caminando por el pasto, pasando por debajo de la avenida
de los insurgentes hasta llegar al estadio olímpico de C.U. donde jugaban los pumas de la universidad, se
podía llegar, no había rejas como ahora, íbamos platicando de las materias, los
profesores, los compañeros, las tareas, lo que más nos gustaba, si conocían todas
las instalaciones de la facultad, caminábamos y caminábamos, parecíamos
incansables, invencibles, de entre nosotros saldrían contadores,
administradores, directores de empresas, de despachos contables, gerentes de
bancos, un sinfín de oportunidades, de opciones, algunos no terminarían la
carrera. A mí me gustaba ir a otras facultades y conocer gente, hacer amigos,
saber que hacían, las materias que llevaban, involucrarme en sus problemáticas.
Esos viernes eran infinitos, podía hacer mi tarea en cualquier biblioteca del campus,
en química, medicina odontología, cosas bonitas pasaban, y nos íbamos ese
viernes después de pasar por la biblioteca para sacar libros para estudiar en
casa, había que hacer muchas cosas y regresar al día siguiente, el sábado, porque
en el primer año nos tocaba ir a la facultad de lunes a sábado, descansábamos
el domingo, y yo me preguntaba porque no podíamos ir también el domingo un
ratito a estudiar, estaba enamorado de mi Universidad.
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