viernes, 3 de noviembre de 2023

Viernes en Ciudad Universitaria 4

 

Después me decidí por ser contador, me parecía de lo más prometedor esa carrera y me tocó estudiar en la mañana, yo no sabía bien cómo estaba la jugada porque era mejor estudiar en la tarde para poder trabajar en la mañana, por eso no lo sabe uno, la experiencia, la necesidad nos va cambiando.

El primer día de clases fue maravilloso, no me quería ir de la Facultad de Contaduría, nuevos compañeros, amigos, profesores instalaciones, pero el primer viernes fue total porque yo amaba a mi facultad y le quería poner mi nombre a todas las bancas, llegaba muy temprano, tomaba el camión en la calle de Bolívar esquina con Izazaga muy temprano por  la mañana, no había nadie y parecía que el chofer iba a ganar la Fórmula Uno y corría por la ciudad, frenaba de golpe, daba cerrones a los demás autos, subía con otro estudiante, pero él iba para Administración de Empresas, íbamos en el mismo camión, en el mismo salón, en ese tiempo los dos primeros años estábamos en tronco común que se llama o sean contadores y administradores coincidíamos en el mismo lugar en todas las clases o sea tronco común, después nos separamos, cada quien con sus clases específicas para su área de trabajo, su área de conocimiento.

Entonces nos íbamos en esos camiones, el sentado en un asiento y yo en otro y nos zarandeada por todos lados por la forma de manejar, nos sacaba del asiento y él le gritaba: oye, tranquilo nos vamos accidentar y el chofer le contestaba: es que tengo que llegar, tengo que llegar, cómo que tenía presión para hacer muchos viajes en un día y mi amigo le contestaba: vamos a ir al panteón. Cuando nos bajábamos aparte de besar la tierra dando gracias a Dios ya podíamos tener serenidad y arrancábamos a caminar para la facultad en ese fresco lleno de Rocío, después de caminar por ahí se me mojaban los zapatos, las bastillas de los pantalones pero llegamos a la facultad antes de las siete, daba tiempo de leer la clase anterior, daba tiempo de todo y aprovecha para recorrer la facultad, eran es primeros días que quieres saber dónde estaba todo, memorizarlo, es como el amor nuevo ¿no? que uno quiere saber todo, conocer todo, vivirlo todo.

Llegaba la primera hora y el maestro nos decía: vamos a esperar unos minutos a que lleguen algunos más y yo pensando: oye, empieza la clase, me levanté a las cinco de la mañana para estar aquí, para estar a tiempo y tú quieres esperarte a los que se levantaron tarde y bueno, había que esperar.

El Dueño Del Dique

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