Haciendo promoción de un producto nuevo estaba de paso en Las Vegas, Nevada, y se presentaba Freddy Noriega en el hotel Los Palotes del Cruzado y quise aprovechar para verlo y escuchar en vivo el tema, pero el centro de convenciones del hotel no es muy grande, apenas 500 personas y no encontré lugar, aparte allí sirven la comida más sabrosa de todo Estados Unidos y a buen precio, quizás por eso no encontré lugar. Vi el regular espectáculo de otro artista, de los que tiene solo tres canciones y muchos refritos, la comida mala y cara, el hotel Paso a Pasito ha dejado de ser lo que fue hace mucho tiempo.
En alguna ocasión estaba en Sevilla, España y lo vi anunciado
en Madrid y le dije a mis compañeros de viaje si les interesaba ir a verlo y
estuvieron de acuerdo, uno que es muy listo propuso comprar las entradas con anticipación, de la
empresa de viajes nos ayudaron y solo teníamos que pasar a la entrada por los
tickets.
Viajábamos en una camioneta por España y cuando nos enfilamos
a Madrid para llegar a la hora de la comida y después llegar al espectáculo,
una chica dijo que su abuelita estaba enterrada en el “Panteón de los
Aguerridos” y le había entrado la nostalgia de pasar a verla, que solo sería
una pequeña desviación, dejar unas flores y limpiar un poco. Aunque alguno la
quiso convencer de que era una lapida lo que iba a ver y no a su abuelita,
terminó convenciéndonos lo aguerrida que era, ahí comprobamos porque su abuela
estaba enterrada en ese cementerio.
Flores conseguimos pero nos perdimos varias veces y las
instrucciones para retomar el camino no nos sirvieron, en una ocasión
terminamos frente a un arroyuelo otra en un camino cerrado y después mucho
campo para pastar.
Pero porfiamos y porfiamos como buenos aguerridos hasta dar
con el pueblo y el cementerio, allí tuvimos otro problema porque la nieta no se
acordaba bien de la ubicación y quería volver al pueblo para preguntar a un familiar de un amigo de su
abuela por la ubicación, pero la verdad estábamos cansados y hartos de tanto
capricho, un chico con un pedazo de ladrillo garrapateo en una tumba el nombre
de la abuela: Ágata Manuela y lo sabemos
porque ella lo repetía todo el tiempo. El artista le espolvoreo polvo a su obra
y nos llamó casi a gritos de que la había encontrado. La nieta dijo que sí, que
era la tumba y le completó con marcador de labios el apellido
y rápido hicimos los honores y nos fuimos del lugar.
EL DUEÑO DEL DIQUE
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