AUDITORIA INTERNA DE LA UNAM
Queridos lectores, les comparto mi paso por
Auditoría Interna de la UNAM, que fue una época de mucho trabajo, desarrollo y
cambios, la década de los 80, muchas personas me pidieron escribiera un poco
sobre el tema porque no hay nada, se perdió como se pierden muchas cosas
importantes.
Me habían platicado la primera ocasión de qué había un reto por resolver en Chrysler de México, después me mandaron a una agencia de Chrysler llamaba Centro Automotriz ubicada en Avenida Patriotismo y ahí me contactaron, me dijeron que están buscando gente para un proyecto, uno importante, el contador Humberto Figueroa Mejía había ingresado a la Oficina el Auditor Interno de la UNAM. Había trabajado para Chrysler en la administración, un tipo muy bueno, dicharachero, sabía ser amigo, pero firme en sus decisiones y en lo que hacía.
Me llamaron a una
reunión informal para platicar sobre cosas que estaba haciendo la universidad
nacional, que en aquel tiempo no contaba con procedimientos para las
actividades que hacía, digamos que las hacía, pero no estaba documentada la
forma en que se hacía.
Estamos hablando de
los años 80, yo era un auditor junior todavía no me graduaba, era un
estudiante, pero se me daba eso de descubrir fraudes, sobre todo en las
empresas afiliadas de la Agencia de Autos (14) donde estaba trabajando, y
quieras que no eso llama la atención.
Había trabajado
antes en un despacho donde llevaba varias contabilidades con el sistema
centralizado, el que conoce sabe lo que es y las horas que se requieren, porque
en esa fecha no había computadoras ni programas de contabilidad, no, era todo a
mano y con calculadora.
También había
trabajado en una empresa trasnacional, pero tuve que renunciar porque me
quedaba muy lejos de la universidad. Después trabajé en una constructora al sur
de la ciudad, en el Pedregal, donde aprendí mucho y de todo porque yo era el
contador y era todo, contrataba, despedida, pagaba la nómina, calcular
impuestos, en fin, era una cuestión de desarrollarse mucho y si me desarrollé a
la fuerza. A mi contador le convenía los viáticos entonces todo el tiempo
estaba saliendo a Dos Bocas Tabasco, a Reynosa Tamaulipas y volvía con las
bolsas llenas de viáticos y de regalos para su familia, normal, normal.
Así que ahí me
tocaba hacer todas las cosas, hasta cambiar los cheques el viernes para la
nómina del sábado, llevando nada más como guardaespaldas al chofer de la
compañía que era pequeñito, no media ni 1.60, yo era mucho más alto que él,
hubiéramos hecho al revés ¿no?
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