Esa tarde fue una tarde
feliz, también para el Comandante que recibió una llamada muy afectuosa de
México, explicando que la pérdida de la carga no tenía responsables sino que se
culpaba a “Los elementos de la naturaleza…” y que quedaba libre de toda
responsabilidad y que lo saludaban con afecto y alta consideración.
La invitación que le
hicieron llegar un par de días después para asistir a la Ciudad de México a una cena con el alto mando
también fue declinada por el Comandante porque estaba aun ofendido.
Meses después el Comandante
que fue transferido a un nuevo puerto recibió un sobre con la secuencia de
fotografías que le enviaba Julio, antes de partir a su nuevo destino con
algunas anotaciones: Querido Comandante le envío este presente. El fallo esta
en el trinquete que pierde estabilidad, este no es un barco de carga, es un
barco militar habilitado de carga.
¡Cabrón! había documentado
todo por si acaso.
FIN
EL DUEÑO DEL DIQUE
DERECHOS RESERVADOS