martes, 17 de abril de 2018

MI QUERIDO CAPITÁN. SERIE: JULIO, CAPITULO 17


Le aconsejo Comandante que siempre confíe usted en la gente que hace los trabajos, que se da maña. Había un encargado en el puerto de la Habana y el dio la opinión de que no se podía hacer porque era mucha carga y que  lo hicieran en dos movimientos, que había tiempo y todo eso. Pero siempre hay uno que estudia y no entiende, ese dijo que no. Si no te va a dar muchacho, le dijo con cariño el encargado. No soy muchacho y si me va a dar. Está bien. Empezaron las maniobras y el primer error es pensar que las cargas no se mueven ¿Pero qué cree? Si se mueven, con el primer impulso cuando levanta se pone la tensión más grande y de allí ya no baja ¿Eh? Se pone la tensión y no baja y ha sido un desastre aquel día. El tipo aquel ya no quiso regresar a su país, se quedó en cuba pues las pérdidas habían sido enormes, era una cosa extraordinaria y cuando vi esto me acordé de aquel evento, calculé como se había calculado en aquel tiempo porque este tipo calculó de esta manera: Fue para un lado, fue para otro lado hizo para acá hizo para allá pero aquí yo agregué dos factores que él dejó platicados no los hizo pero los dejó platicados, eran la fuerza del mar, la corriente del mar también hace esfuerzo y el viento que hace esfuerzo sobre la carga, es una carga adicional, como si le pusieras un pie encima. Yo sabía que se iba a caer.
Cuando le preguntaron en aquel tiempo al encargado dijo: Las líneas no eran las correctas pero de todas maneras aunque hubieran ocupado las correctas se trataba de la posición, era esta posición de la carga en la maniobra. Cuando gira, cuando rota la carga allí es una fuerza adicional y entonces se cae, en el libro vienen muchas cosas y es muy bueno, pero la práctica es la realidad. Está bien macedita ya no está usted arrestado, váyase a cobrar. ¿Como dijo Comandante? Ya sé que apostaron ¿Eh? A mí me obligaron.


EL DUEÑO DEL DIQUE
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