Sobre comunicación ahí aprendí,
empecé a escuchar de McLuhán, gente que estaba haciendo periodismo en otras
latitudes, nuevas fases de periodismo, cosas increíbles y después nos íbamos al
campus ahí nos tirábamos en el pasto, ya era mediodía, ya empezaba a relajarse
la disciplina, en toda la zona verde que teníamos ahí, las llamadas “islas”,
estaban estudiantes en el piso leyendo, descansando, echando novia, otros
jugando fútbol, voleibol, era un espacio muy, muy bonito y de repente había
como un vacío, se iban yendo los estudiantes del turno matutino, pero no
tardaban en llegar los siguientes, muchos en el inter aprovechan para ir al
cine club, uno famoso era el cine club de ciencias (Facultad de Ciencias) había
varios cine clubs, algunos eran de entrada gratuita y había debate al final de la
película, había otros que eran de paga, un peso, me parece; una cosa mínima se
pagaba de entrada, sea para mantenimiento o para la renta de las películas una
cantidad mínima digamos. Después los amigos de mi hermana me citaban a la hora
de la comida, Manuel mannix y Eduardo ya no me acuerdo su apellido y ellos eran
jugadores de fútbol americano, eran bravos, Eduardo me presumía que era el uno
de los pocos que tenían dos casilleros con su nombre en distintos vestidores
porque estaba en dos equipos de fútbol americano al mismo tiempo, me decía
vamos a correr unos cuántos kilómetros, ¿vamos? irás tú a correr, no, vamos, me
decía al tiempo que se calzaba una mochila a la espalda y yo lo tenía que
seguir, me decía: mira vamos a correr por zona verde, puro camino verde y vamos
de aquí hasta allá son tantos kilómetros, y de allí hasta tal punto hay tantos kilómetros,
me marcaba todos los kilómetros que había en el recorrido, todo lo que había
que correr y yo terminaba muerto de cansancio cuando llegábamos al gimnasio y
,me decía: ahora sí ya estamos calentando, vamos a levantar pesas, de espalda, de pecho, de hombro
y luego a bañarse, había vapor, yo entraba con ellos al vapor y a la salida
tenías que aventarte un regaderazo de agua fría, era la muerte esa cosa y
después ya nos despedíamos, me acompañaba al camión y me compraba un jugo,
porque salía muriéndome de hambre que parecía un león ya me iba a mi casa, eso
es un viernes de tantos me tocó vivir en C.U.
El Dueño Del Dique
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