Escritor francés de finales
del siglo XVIII nos regaló con su libro “Rojo y negro” que nos da la visión
vívida de una Francia costumbrista, con un Napoleón en problemas y la población
dividida entre vanguardistas y tradicionalistas.
Hace un estudio crítico de
la vida de los clérigos del momento, la forma de ocupar un sitio en los
monasterios, la pugna interior que se vive y los grupos de poder que evitan que
alguien con buenas intenciones pueda avanzar.
La avaricia de los monjes para
verse favorecidos con las mejores plazas para tener una buena vida está por encima del mensaje
misionero y doctrinal que los debe caracterizar.
Nos recrea los paisajes, la
Francia campirana que hasta podemos oler y sentir que estamos allí. La forma de
relacionarse entre tanta parsimonia con los demás, la manera de obtener una
oportunidad aunque sea como mentor de hijos de ricos.
Todos hemos quedado
enamorados de la señora Rénal, esposa de un rico político de una comunidad
rural, proveniente de una familia adinerada, que como las mujeres de la época
se siente abandonada y aburrida hasta la llegada de Julián, el héroe del libro
que tiene un final inesperado porque todos quisiéramos que fura otro, y también
de Matilde, una aristócrata en su asombrosa transformación. Los personajes
malvados y oscuros están presentes para tomar ventajas a favor de sus intereses,
siguen siendo los mismos hasta nuestros días, seducen al poder superior,
aplastan a los pobres, venden su favor y poder o intervenciones al mejor postor
pero al final siempre se salen con la suya.
Rojo y negro habrá que
leerlo más de una vez, aprender de las formas sociales, de las relaciones que
se pueden dar entre personas de distintas categorías sociales para poder
eliminarlas y que la gente sea feliz con una pareja de cualquier circunstancia.
El dueño del dique.
DERECHOS RESERVADOS